Antonio Miguel Reyes

El cuento del Abuelo. Los Duendes.

 

Los Duendes. 

Abuelo ¿me puedes decir si existen los duendes?.. Preguntó Noelia ¿Para qué quieres saberlo?... Contestó el abuelo con otra pregunta que desconcertó a Noelia, no sé, cómo dicen que viven en el bosque y tu pasas mucho tiempo en él buscando setas y plantas, quizá hayas podido verlos.                                                                                                        

El abuelo Reyes, viendo que la pregunta guardaba un interés inusual en la niña trató de buscar una forma coherente de cómo explicar que él los había visto muchas veces.                                 

 A la pregunta se acercaron Carlos y Martina esperando una respuesta que les convenciera para seguir jugando con Marco, que al verse solo refunfuñó  por el despego de estos, disimulando su interés no se acercó pero quedó cerca para escuchar la respuesta del abuelo.                     Bueno, he de deciros que los duendes, elfos, gnomos y geniecillos viven todos en la espesura del bosque, donde la frondosidad arbórea les sirve de camuflaje para pasar desapercibidos, pero no se esconden de los seres que comparten su hábitat es más, se puede decir que son ellos los que mandan, los que mantienen el orden y la convivencia en el bosque para los habitantes de él. Yo he podido verlos muchas veces, aunque tardé muchos años en descubrirlos, a pesar de verlos tantas veces.                                                                                                                   

 ¿Y cómo los descubriste abuelo? Preguntó Martina. Parecerá extraño pero esto ocurrió un día sacando fotos a unas orquídeas…. Mirar las orquídeas son unas plantas que tienen unas flores muy pequeñas tan pequeñas que a simple vista no llegas  apreciar lo bonitas que son, las plantas se esconden bajo los árboles, digamos que a la sombra de estos, entre la maleza para pasar inadvertidas hay que tener mil ojos para verlas.

Ampliando las fotos pude comprobar que no se trataba de flores, para mi sorpresa descubrí que lo que había fotografiado eran hombrecillos diminutos, apostados en círculo sobre un mástil formando un espiral sobre un palo central, naciendo en el centro de unas hojas envolventes lanceoladas de color verde brillante dejando al descubierto gran parte del fuste o mástil, este a su vez entra en la tierra y al desenterrarlo se une a unos bulbos con raicillas, donde supe que era verdaderamente su hogar y donde pasaban la mayor parte del año. Siendo este uno de los motivos por lo que casi nadie puede verlos ni siquiera imaginar que esta sea su casa.                                                                                                                                                                 

A Marco le pudo la curiosidad y llamado por la atención se acercó para seguir preguntando ¿abuelo y tú como supiste que era su casa? No fue nada fácil, tuve que ganarme su confianza  visitándolos muchas veces y sacando muchas, muchas fotos donde pude demostrarles que no quería hacerles daño, que lo único que buscaba era conocimiento de lo que muy pocas personas han tenido la oportunidad de descubrir y eso me sucedió a mí.                                                                         

Pero abuelo ¿Cómo supiste que eran duendes? Preguntó Carlos mostrando un rostro desconfiado con mezcla de rareza. Si, esa es una buena pregunta Carlitos, como os estoy diciendo me costó mucho tiempo averiguarlo más sabiendo que solo están visibles unos días al año. Venga abuelo cuéntalo ya, dijo Noelia comida por la curiosidad. Tener un poco de paciencia que lo mismo que yo tardé muchos años en descubrirlo, el contarlo lleva su tiempo.                    

Tirando fotos vi como los insectos acudían para escuchar las órdenes que estos muñequitos daban, se iban unos insectos y venían otros para ponerse delante de ellos durante el tiempo que ellos se apostaban en el mástil los pocos días que salían a la luz. Ya sé que esto no es la respuesta que esperáis pero es la cierta, cuando empecé a sacar fotos y no tenía ganada su confianza, ellos mandaban a todos los insectos que me atacaran y picotearan para que no me acercara. Así estuve muchos tiempo, poco a poco me fui ganando su confianza y fueron atacándome menos, hasta llegar a la situación de hoy que ya no vienen a molestarme.         

Pero eso no quiere decir que sean Gnomos ni que tengan vida, dijo el mayor de los nietos tratando de mostrar su desacuerdo, la pequeña le interrumpió para dar la razón a su abuelo, vaya que no, pues claro que si, como si no iban a hacer caso para que no le picaran.                

No discutáis y prestad atención todavía  que queda mucho por decir; Un día estaba tumbado en el suelo y con la cámara de fotos preparada para sacar imágenes de ellos,  por el visor pude ver como venía hacia mí un abejorro muy grande  este acababa de estar hablando con el hombrecillo de la orquídea, pensando que me iba a picar solté todo y de un salto me puse de pie retrocediendo para evitarlo y cual no fue mi sorpresa al comprobar que si me hubiera quedado en ese sitio me hubiera picado una víbora hocicuda la que no podía ver por tener los ojos en el visor de la cámara, esta es una serpiente muy peligrosa si te muerde puede provocarte mucho dolor e incluso la muerte.                                                                                                                              Sobre esto sacar vosotros vuestras propias conclusiones, yo en su momento saqué las mías. Pero abuelo y ¿tú que hiciste cuando viste la serpiente? dijo Martina con cara de sorpresa solo separarme lo suficiente para ponerme fuera de su alcance y esperar que se fuera ¿no la mataste? Porque habría de hacerlo, respondió el abuelo, porque así no pica a nadie, la solución que planteas es algo que no puedo aceptarla, imaginar que toda la gente exterminara todo lo que nos perjudicara, los animales salvajes, las plantas venenosas, los insectos que nos pican o todo aquello que no nos gustara, jamás podríamos disfrutar de su belleza, todo esto está en la naturaleza por un motivo que no es otro que mantener el orden de equilibrio sin olvidar que todo es necesario, por ejemplo de la víbora se extrae el veneno con el que curamos muchas enfermedades, las plantas las usamos para alimentarnos y utilizarlas para sanar.

Los insectos sirven para polinizar las plantas y los árboles como podéis ver en el ejemplo todo es necesario y no podemos olvidar que todo esto está en su hábitat sin meterse con nosotros ya que somos nosotros los que interrumpimos en su vida a pesar que puedan molestarnos algunas veces, si quiero deciros que ellos no te van a molestar si tú no los molestas a ellos.

Pero abuelo replicaron al unísono los cuatro nietos, hay animales salvajes que si atacan a las personas como la víbora y hay mosquitos que te pican sin hacerles nada, si, si pero no olvidéis que son las personas quienes roban el terreno de los animales destruyendo sus bosques para hacer casas, huertos, campos de cultivo consiguiendo reducir sus espacios, estos se ven obligados a cohabitar en estos sitios y este es el motivo para que estén cada vez más cerca.

 Ver los Duendes los veía, como los puede ver todo el que quiere, es cierto que se dejan ver solo unos días del año, ¿sabes porque? sorprendida Noelia contestó, porqué… Muy fácil porque viven en las plantas y las setas, bueno mira más que vivir en las plantas forman parte de ellas. Eso sí que no lo entiendo abuelo. Porque ellos mandan en el Sol, en la Luna, en las nubes, en el aire, son los que mantienen la Naturaleza.

        Por eso debemos respetar todo lo que ella encierra.

        Si abuelo eso haremos que bonito, mañana nos cuentas otro vale.