Desde el día que nací
fui con el amor ungido
en ese mundo florido
de pasión y frenesí.
Con gran ardor yo cubrí
deseo de fuego henchido;
desde el día que nací
fui con el amor ungido.
Como dulce colibrí
de mil rosas me he prendido,
y su néctar he bebido
en su estambre carmesí,
¡desde el día que nací!
Autor: Aníbal Rodríguez.