Cuando apenas anochece desearía ser
esa luz pequeñita que alumbra tu dormir,
ese resplandor de girasoles
que se mecen con el viento del verano;
revivir esos desvelos pronunciados
y escuchar el viejo campanario
que invitaba tempranito despertar.
No te imaginas los inviernos padecidos
tomado de la mano del ayer, el agobio que se mofa
de mis noches magras, de mi ropa mojada
y de la interminable, e inagotable sed.
No cabe duda, todos los momentos de alegría
tocan a la puerta de la casa
cuando no estoy, cuando la ausencia
se postra en el sillón del corredor y vos,
imperturbable,
permites que los hilos de la brisa entretejan
esa vieja melodía que pronunciabas.
Es de madrugada, las horas caminan despacito,
son las cinco de la mañana y apenas amanezca
el sol me alumbrará con ese modo tan suyo
y vos, con esa ternura creciente me observarás
desde tu ausencia
y susurraras al silencio, buenos días corazón.
Las hojas donde escribo se terminan,
los días pasan, la nostalgia enreda en mi pluma
tu recuerdo cuando todos,
todos los silencios te pronuncian y mi alma,
mi alma sin saber por qué
no para de escribir.
Autor…reh