Préstame mucha atención
me lo confesó una amiga,
si quieres que te lo diga,
no te burles corazón.
Yo muy lleno de pasión
con experiencias de un viejo,
me sostuve tan perplejo
como santo en su convento
y le dije al pensamiento:
esto es algo muy complejo.
Ella viendo mi sospecha
no dudó contar su historia
y le dije con euforia
una frase muy derecha.
Yo no olvido hasta la fecha
la confianza que me ha dado
y el relato tan contado
fue sorpresa de mi abismo,
tuve suerte de sí mismo,
pues la vida me ha cambiado.
Mientras más yo la veía,
ella atenta me miraba,
los enigmas me contaba
y preguntas respondía.
Con disfraz de fantasía
se acortaba mi suspiro
¿Qué te pasa si te miro?
Me lo dijo con su llanto
¿Es acaso mi quebranto
la propuesta del retiro?
La defensa en el descuido
le redujo la tristeza
y su intrépida belleza
trajo el ánimo a mi nido.
El delirio más temido
empezó por el sentir
y en un rato mi sufrir
con querella vi llorando,
un abrazo me fue dando
y su alma empezó a decir:
amigo, en esto no puedo,
he sufrido siendo fiel;
ni las rosas ni el clavel
me retiran de este enredo.
Con este dilema quedo
enterrando mi pasado,
cada día más quebrado
y con plena contrucción
ya ni siento la emoción,
mi alegría se ha apagado.
Como caja de pandora
es tu historia tan errante,
al principio palpitante
y al final como la aurora.
Las narraciones de ahora
son tragedias de la vida,
a veces tienen medida
y a veces son un quebranto
con el cual se sufre tanto
y te dejan sin salida.
En el fondo de este juicio
le pregunto a los poetas
¿Qué sería de sus metas?
Para borrar ese inicio.
Si se aleja de su vicio
y su canto al cielo eleva,
pues tendrá una historia nueva
donde pueda decir claro
que su vida tiene amparo
aunque piense y jamás llueva.
Hoy mi amiga que contamos
de alegría se emborracha,
ha tenido buena racha
cuando todo superamos.
Dificultades pasamos
y lo afirmo por doquiera
que su flor de primavera
se estremece con el viento
y le digo al pensamiento:
mi trinchera es su trinchera.
Samuel Dixon [26/03/2022]