¡Yo no veía la hora!
Desde el primer momento que te vi,
soñaba en tenerte en mis brazos
y sin darme cuenta
en todos mis sueños me entregué a ti.
Tú nunca me viste,
no me quisiste.
¿Por qué no me diste una oportunidad?
Siempre sentí la necesidad de estar a tu lado,
tú ya no estás aquí;
la distancia nos alejó,
solo recuerdo el aroma de tu piel ...
Pensar en ti me estremece,
no olvidaré tu mirada,
no olvidaré tu sonrisa,
no puedo olvidar tu hermosa voz,
la del mismo ruiseñor...
Por tenerte muy cerca de mí,
se rompió mi corazón
volviéndolo pedazos.
El miedo a extrañarte fue
un hábito constante
por tu ausencia,
que se quedó en mi vida
muy dentro de mí.
¡Decirte sin miedo!
Cuánto más podía quererte,
no quería perderte,
temiendo que llegara el día
de no volverte a ver.