Mallez

Margarita

Te encontré en el silencio de la aurora

mientras la estrella que en el cielo tirita

descubría tu vestido, margarita,

de un blanco que seduce, que enamora.

 

Que amurallada con esa suavidad

de pétalos como firmes soldaditos

pareciera la estrella hecha pedacitos

caída de lo alto, de la inmensidad.

 

No sé si estabas triste, si llorabas,

bella margarita de luz impregnada

porque como si de lluvia coronada

 

sobre el firme tallo en el cual te alzabas

caían aquella mañana de estío

o lágrimas o gotas de rocío.