Sierdi

NO TE APRESURES...

 

Para qué, acosar las míseras horas,

Sin beber, de las aguas de la fuente.

Ni pisar descalzo, el campo crujiente.

O, saborear, las ricas y blandas moras.

 

Refresca tu camino, de la fortuita y buena bonanza.

Catando, la quietud armónica, de las hojas bayaderas,

Sin tanta prisa, probarás a tiempo, las dulces higueras.

Sin cansarse, como, trompo ido, que virando no avanza.

 

El apresurado, entristecido, se siente varado. 

Por su correr distraído, como un desbocado, tarado.

Y no haber recibido, tres días prestados…

De su propia muerte, desamparado.

 

Para todo, hay tiempo… Ese fue, el mandato.

 

Por eso… No le pidas horas prestadas, ¡a tu propia muerte!

Si no te alcanzó el tiempo… que mala suerte.