No, ya no me digas nada.
La pena es como una hiedra,
que me trepa, que me atrapa.
Deberías querer cortarla.
Deberías querer verme brillar
y no perderme en las sombras
y el veneno de sus hojas.
Debería ser prioridad salvarme
y no una opción en tu camino.
Si quieres estar, estarás.
Si no quieres.... Ya te has ido.