Está sombría la noche, y un ave negra triste canta.
En la fría casona, alguno de su sueño va despierto.
Va caminando un hombre con una capa cubierto
y en la negrura se oyen pasos, alguien se levanta.
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Sucede que en la oscuridad la gente se espanta,
más, sí no ve con claridad, quién abre la puerta.
La mente se ofusca, tratando de ver a un muerto.
Con el miedo, un grito agudo sale de la garganta.
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Llega el miedo a lo ideado, desde lo desconocido.
Entre esos ruidos raros se ve desfilando el temor.
Hay miedo, cuando toma cuerpo la imaginación.
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El miedo es mal consejero e inventa desde el oído.
La negra bruma y el celaje de una figura dan terror
y el no saber qué, es lo visto, trae miedo y confusión.