Detrás de la rosa se esconde la espina,
detrás del ensueño, la gran decepción;
detrás de tus besos venía mi ruina,
y junto a tu entrega, la dura traición.
En medio de todo, de todo tu encanto,
estaba escondida tu cruenta maldad;
y fue tu sonrisa la fuente de llanto
que diera a mi vida mortal soledad.
Aquellas caricias que tu me brindabas
traían el sello de espíritu ruin;
y aquellos instantes que amor inspirabas
serían de mi alma su trágico fin.
¡Y toda la gloria que un día me diste
en páramo yermo tu la convertiste!
Autor: Aníbal Rodríguez.