El mundo que se acaba,
es aquel que no comienzo contigo,
no puedo hacer creación,
pues al no verte o tenerte, no me inspiro, quedando con el espíritu afligido.
Tú eres mi musa, mi ilusión, mi fuente de inspiración, siempre en ti pensaba,
diáfana te admiro, te amo con fervor, mis pulsaciones son testigo,
de lo que por ti siente mi corazón,
que al no tenerte ha sufrido.
Tu ausencia, mi esperanza menoscaba,
me nubla la razón, tengo tal desesperación, te digo,
no permitas que muera mi ilusión,
al ser este mundo inerte destruido.
Al rayar el alba sentí, que me abrigaba,
tu cuerpo cálido y sedoso, que yacía conmigo,
atendiendo a mi razón, me expresas, con cada latido de tu corazón:
también he de amarte, seré tuya y tú mío... y eso nunca lo olvido.