ZORZAL EN LA TARDE
En la tarde residencial
concreta
del complejo popular
el cerco urbano de ruidos
se rompe en un solo hilo:
el trino
de un zorzal.
El canto-sorpresa
no declina
la garganta donde yacía
aprisionado
en el ocaso del sol.
Pero basta su filtro
estilete de limpidez sonora
para implodir la arquitectura
y la armadura
del pecho.
Manera
con que el zorzal dilacera
fibras
de la tarde dominguera
con su canto
más que improbable.
Porque libre
el canto
conteniendo el zorzal cautivo
no se restringe
a solo ese momento
ni el zorzal
a sus accesorios: pico
uñas y plumas.
Es memoria de todo lo que enumera
el bosque
el arroyo
la infancia
origen de este deseo
aunque no sea un secreto
ese bucólico eco.
.
Recuerda el zorzal
soledad. Mas reconstruye
y devuelve al tiempo
el oro de su peso
llenándolo con el gorjeo
que desata
el nudo del cordón:
un grito
a desaguar
de esa garganta el bordón.