La última vez
que te vi, te recuerdo,
eras distinta...
Como un sueño de mi tinta,
una flor sin parecido
ninguno artístico.
Y ahora,
de repente,
te me has vuelto
como de piedra,
como rayado en ti el disco.
Buscas una pista,
un indicio
de que tu mente
no se ha vuelto
fuera de quicio.
Eso sería lo peor
de cuanto has vivido
siempre inmersa tanto en ti
por analogía
con esos fieras
que se visten y salen
siempre de fiesta.
Tú dime: ¿acaso es que disfrutas
dándotelas de lista así?
Cuando dices que me quieres
a quién tratas de advertir
de que viene una tormenta
y hasta su misma casa
corre peligro,
con cuántos harías
siempre lo mismo...