Carlos Rojas Sifuentes

Un domingo cualquiera

Un café,
y un domingo cualquiera
con muchas ganas de no tener nada que hacer.
Un café, unas rosquillas
y una página en blanco
con mucha tarea pendiente que no quiero ver.
Un café, unas rosquillas, el sonido de un acordeón
y muchas páginas vacías
esperando ser cubiertas de letras
que reúnan todas las horas del día,
como gotas que caen del reloj
y hacen germinar el tiempo.
Unas horas que mis manos tocan
sin que las pueda retener.
Un café, un sorbo de realidad,
saber que hay mucho que me queda por hacer,
y que, aunque me vuelvan las ganas,
debo convenir con mi agobiante flojera,
que no es mucho lo que lograré
porque hay tan poca vida por vivir.

Un café, una tarde que se diluye,
y yo queriendo ser feliz
viviendo en cada gota de luz que me queda.