Creo que es mejor atenerse a la realidad,
y a partir de ella luchar por mejorar,
las bases como sotanias y arcabuces,
los ladrillos grandes y de triples capas.
La argamasa, el cemento, sólido,
con infinitos planes de humo y evacuación,
la realidad tiene siempre algo doliente de imprevista,
y es mejor casi siempre estar en la primera planta.
Me conozco de memoria el cuento de la lechera,
el cántaro se me ha roto en plena efervescencia,
también he muerto cerca pegado a la orilla,
y también me he ahogado en mi laxitud y displicencia.
A la mayoría en la vida no le regalan nada,
por otro lado eso crea una frenética y bella independencia,
el poder decir, yo no le debo a nadie nada,
eso te ayuda a pensar más en los cimientos de tu casa.