Encaro mi creatividad nula.
Sollozando en la península de un librero,
es como una contienda de beisbolistas sin campos,
el anaquel no está hecho de madera preciosa,
me asedia la ignorancia de una persona con gesto impúdico.
Sin ánimos de nada, sin hacer ni una expresión,
bostezo en todo momento,
me hastía mi propia actitud