Me acusé de insensible;
Cada día era un golpe distinto
y solía pensar que la mierda apestaba
solo cuando se aplastaba,
pero estaba equivocado;
Cada golpe iba mancillando mi piel,
cada herida que recibía
seguía abierta y no cicatrizaba,
creí que era fuerte
pero la verdad estaba tan distante.
No fue hasta que mi voluntad
se vio puesta a prueba
que lo entendí,
Hasta los muertos sienten.