Siempre que piso con los talones:
el callejón sin salida se enciende
a la luz del cáliz que toma cuerpo en
tu sangre roja bermellón.
Te prendes en mis tobillos
al igual que lo hace el agua con
la piel;
Dejas trémulas mis entrañas
que se enmarañan en el simbolismo
de tu nombre allegado por gritos del viento.
Y estoica, atrapo en cada
pestañeo todo designio que
me invade la soledad
cuando te presentas frente a mi incrédula
ilusión de amor enamorado.
Amor que ama a quién
en amor ama, sin saberlo.