I.
Me gusta pensar
que nada existe más allá de lo que alcanza tu mirada,
que en tu presencia las nubes se alejan,
oyéndose distante el eco de la tormenta.
Me gusta pensar
que tu sonrisa es tan ancha como el mundo,
tan generosa como el sol que besa tu frente.
Me gusta pensar
que las palabras y los gestos
tienen para los dos el mismo significado.
II.
Dicen que la memoria acusa la fatiga de los años
cual hojas secas entre las páginas de un libro,
que de la noche hace su peregrinar
oscureciendo el camino del día.
Es el hilo que se va descosiendo en la tupida trama de la vida,
primigenia simiente que con el tiempo se ha ido desgranando;
mas es hoy un viejo continente
que por ensalmo se ve sometido a la deriva.
III.
No quedan tan lejanos,
aunque el tiempo se empeñe en llenar
de arena mis bolsillos, los días en que el sol
nos perseguía a todas partes
y el aire era calor allá en Castilla.
Hoy que aquí el cielo se ha vistido de luto,
llora mi corazón lágrimas de lluvia,
añorando, aún más que al sol, a tu sonrisa.
IV.
Un crespón de sombras,
envés de colores descreídos, prendido en el pecho
cual inmortal dolor, corona de alambre de espino
que en la monótona lentitud de los días
se adueña de los sentidos.
Un bajamar que pone al descubierto sus miserias,
una bandada de pájaros perdidos tras las huellas
de un viento labradas en las piedras del camino,
unas aguas que bscan la corriente que las lleve al mar de su destino,
una corriente que busca el corazón del río.
V.
Doliente corazón ya no es pecado
el dejarse llevar por la corriente,
si por las venas fluye dulcemente
como sangre que vida nos ha dado.
No es la pasión lo que te vuelve fuerte,
sino aquel amor que anhela el cuidado,
del corazón abre cualquier candado
y a su ardor nadie vive indiferente.
Doliente corazón no te marchites,
no apagues esa llama que te alumbra,
dejando, así, al mío en la penumbra
tan frágil, como el tuyo, a los envites.
\"La alcancía de la memoria\" (2013)