Quiero de mí soltar un verso de mayo
uno con tristeza de una triste historia,
pues quiero borrármela de la memoria
porque otras ideas como esta no ensayo.
Jugamos a los astros y fui nocturno
y su dicha resurgió como ninguna;
tan brillante y furtiva, fuiste esa Luna
por la cual yo decidí ser tu Saturno.
Es que voy rematador y hasta sin calma,
un picaflor me quitó lo que quería.
He perdido mi coraje y la alegría
y recordarlo me parte toda el alma.
Todo andaba como limbo y caracol
y entre tantos obtuve tu despedida;
pobre del alma sangrando con su herida
porque ahora te iluminas con el Sol.
Yo quisiera malmeterme con las penas,
yo quisiera hasta arrancarme el corazón,
las batallas de mis días no son buenas
ni en Saturno me orgullece la pasión.
Jugaste conmigo inocente y querida,
pues tu juego fue quemando mi baúl:
hoy el amor va sufriendo sin medida
y mi llanto va pintando el cielo azul.
Ese Sol que te desea con su alarma
habitaba justo frente de tu pecho,
eres Luna y la agonía me desarma
el saber que ya no alumbras en mi techo.
Yo no sé qué te dio brindarle un suspiro.
Yo no sé qué fue su figura rojiza.
En antorchas con amor te paraliza
y yo de tonto te pienso y te deliro.
Pues toda culpa la tiene ese enfermizo
que de ser lo más alto se ha descuidado:
ojalá mi tormento sea el pecado
donde se pueda diluirse todo hechizo.
Soy Saturno mi Luna; fui tu Saturno.
Y el sufrimiento me vuelve un pecador:
voy llorando mi coraje taciturno
porque ahora mi lunita es de otro amor.
Samuel Dixon [30/03/2022]