Apenas conversamos
y el silencio nos pesa sin remedio,
nos aleja, volviéndonos transparentes.
Los instantes se vuelven infinitos
como anónimas pupilas
que tutelaran el paso de los días.
Aún así, henos aquí solos en mutua compañía,
ojerosos al frenesí del paso de este duelo
con el silencio gobernándonos el pulso.
Sintiéndonos desnudos,
ajenos a un tiempo ya cumplido,
nos miramos sin reconocernos
para aprender a amarnos
pasando sobre el orden de las cosas.
Lucimos cicatrices
siguiendo la extraña ceremonia
de los amantes taciturnos
que buscan en la oscuridad
la soledad del beso que no llega,
el roce que no alcanza a ser caricia.
Y sin querer nos vamos alejando
al gañido de un perro vagabundo y a otras luces.
\"Islas errantes\" (2018)