José Luis Barrientos León

Tu mano

 

Tu mano, se acercó al cerrojo

que guardaba con recelo mi soledad y agonía,

la típica vida trágica y sollozante,

de quien mira el ocaso con cierto anhelo

 

Tu mano, no fue simple, no fue en vano

fue la luz brillante que disipó la sombra

que agrieto los párpados cerrados

por donde entró el resplandor y tu beldad

 

Tu mano, abrió la puerta

por donde entra tu frescura y arrebato

para llenar el ánfora de líquidos

cual nectario de mieles alucinantes

 

Tu mano fue beso y embeleso

como sueño de flor y mariposa

que transforma el verbo en finas alas

y el silencio de tu piel en suave verso