Las viejas botas
quedaron, lesionadas,
en el camino.
Fueron amigas
de viajes y aventuras
por los senderos.
Subieron cimas,
con lluvias y nevadas,
bajo mis pies.
bajaron prestas
a ríos y a cañones
entre montañas.
Algunas veces
durmieron, a mi lado,
con las estrellas.
Fueron a fuentes
perdidas y lejanas
en busca de agua.
No protestaron
del sol y la fatiga
por tantos viajes.
Luego quedaron
un tiempo en el olvido
sin yo querer.
Ahora las veo,
con pena las despido,
y digo adiós.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/03/22