Sierdi

EL CEMENTERIO DE PALABRAS

 

No yazgo, como el camasquince del villorrio,

Pero les aseguro…

Cuando el epítome, me llama con sus labios de papel;

Diciendo, que al aborrecedero, llevaron viva, su mujer.

Y dije; porqué habré de temer, mi muerte,

 ¡De aquí no me largo!

 

No soy gallinoso, vengo de un linaje valiente;

 

Debo enclarar, que muchos lo apodan;

El osario de palabras olvidadas.

Donde las letras, no valen nada.

 

No soy, palacra, tampoco desamigo.

Manazas, destructoras, sin escrúpulos,

zanjaron en silencio, su muerte.

Personas torpes, para que entiendan,

Las han enterrado vivas,

 

El adéfago espíritu de hombre.

Las forzó a doble jornada.

Y hoy. Dicen… no valen nada.

 

Mi espíritu zozobrante, yace a tierra.

La escabechina fue, abrumadora.

Y sí… ahora. Mi corazoncito, las adora.