Que vuelvan los corazones ardientes
Y se abrasen con su fuego candente
Que los besos jueguen en las bocas
Y en solo una, las lenguas se fundan
Que las miradas traspasen las almas
Y las pupilas se tornen espejos
Que las lluvias no calen los huesos
Y las tormentas no atruenen silencios
Que el entusiasmo sea el alimento
Y la ventura condimento en el plato
Que encontremos siempre el sosiego
Y la fortaleza perdure por siempre
Que hoy nos hechice el amor
Y el conjuro permanezca eternamente