EFRAÍN POETA
Escribir es un acto de soledad auténtica,
pero también un acto de furia:
los furiosos escribimos.
Escribimos porque no servimos para otra cosa.
Escribimos porque nos engañan
y hay que salvar el honor de alguna forma.
Escribimos también
porque nos gastamos la plata,
porque somos los últimos en adquirir
una casa,
un carro,
porque vivimos de la caridad paterna
hasta entrada la madurez,
porque nos rodeamos de cientos de miles de libros
y los hacemos nuestras armas.
Yo escribo por una sola razón
y al parecer,
ni siquiera la tengo clara.
Yo escribo porque empuño un lápiz
y un corazón de inventor,
y una boca de fumador amarilla,
y un sin fin de novias que se hartaron de esperar
a que ganara el Nobel de literatura.
Mientras tanto,
yo escribo y me parece
que mis palabras van ganando altura,
que van ganando el Derby de San Isidro…
o el de Viña.
De tanto acostumbrarme a lo que hago
declárome un poeta.
Y cuando me preguntan por mi trabajo digo:
“ESCRIBO”.
Llevo los bolsillos llenos de palabras y letras
mas no me figuro que por eso
las quieran en sus libros.