He sido un océano en un colador
y lo que me entra enseguida lo pierdo;
he de reinventar lo que no recuerdo
pero… ¡Reconstruir es desolador!
A veces tropiezo con un inventor
pero casi siempre el hilo lo pierdo;
prefiero comenzar con el pie izquierdo
y vencer los entuertos con pundonor.
Un ácido borró mis contenidos
y vació todo mi imaginario,
sin apoyo de lo ya conocido,
todo, entonces, se volvió extraordinario,
incluido este último quejido
que se me está escapando del armario (*).
* La poesía