Eres la paloma que vuela generosa
bajo el cálido abrigo de mi sol
y el ave que trina epifanías
al compás inmarcesible del amor.
Tu aleteo incesante y resiliente
te conduce a las puertas de mi ser
y me hechizas en un vals de serendipia
danzado en mágicas letras de placer.
Eres el soplo que abanica mi pluma
cuando escribo bajo el influjo del amor
y el hálito que insufla primaveras
en el otoño adormecido de mi corazón.