Seco como el desierto,
ansío ser regado por la lluvia,
sí, la de tu amor, con las gotas de tus besos,
y la llovizna de tus caricias ;
que inundan el ambiente,
que llevo dentro de mí,
de pasiones ardientes,
que en plena tempestad,
hará aflorar ríos y afluentes,
impidiendo que se seque en mí,
el oasis de amor que por ti siento,
alejando la sequía y dándome el aliento.
Ya comienzo a sentir en mis dunas,
las primeras gotas de lluvia,
tus labios, me besan ;
con intensa pasión, como ninguna.
Desatando el caos en nuestros cuerpos de arena,
comenzandolos a rociar, al estar descubiertos,
en diluvio pasional, en pleno desierto.
Percibamos el aroma petricor,
cual oasis emanan nuestros cuerpos,
en la tormenta de pasión,
desatada en el momento,
que se prolonga en el tiempo,
haciendo olvidar la sequía,
otrora perenne al paso de los tiempos,
a través de nuestro sudor,
sabremos que lo que llovió fue tan intenso,
que bajo las aguas, sepultado quedará;
impregnando el viento,
del aroma petricor,
del apasionado momento.