Y entonces empecé a entender
a unos buitres modernos
que bailaban por las mañanas
y hacían ula ula por las tardes...
Era la cimiente real, concreta
paradójica de las drogas
del humo que desaparecía con los hipos
Lille, ciudad de tiendas amables
y mujeres soberbias y lánguidas
ciudad de visiones nocturnas
y sueños largos
y programas radiales extensos, sin cortes comerciales
y eso me encantaba
desde el nacimiento del becerro