Ya me di cuenta de que ando en mi mundo, que me encanta hacer de esto el más precioso poema y el más precioso paraje. ¡Que de desventuras está hecha la tierra! Ya entendí. Que los amores son primaveras y primaverales, y que los desamores un desaliente que te impulsa a superarte. Ya entendí, que puedo ser ambas versiones. La desalineada y callada y la que habla por montones. Ya entendí. Que puedo jugar con la seriedad de la oficina y puedo jugar con la diversidad de amplios paisajes. Mojar mis pies en charcos de lodo, hacer arder al intrépido personaje más bobo. Ya entendí, ¡ay y cuanto me queda por entender! Y ya me di cuenta, lo precioso que es conocer a muchas personas. Y lo precioso que es conocer las noches llenas. Que estoy loca, eso ya no es algo que este a discutir y estoy conforme con eso. Mi psique está en paz con mi arte. Y mientras suene Paganini y yo tome chocolate caliente en una mañana callada pero serena el mundo puedo seguir rotando que la paz cuando llega se instala en mi templo y ahí abordamos largas charlas hasta mofarnos de las penas que, aunque pequeñas como estrellas, a veces dan brisa en las pupilas de mis ojos, ahí por donde Cefeo gira alrededor de Andrómeda.