Acaricia la mirada su talle dioico,
mata de sedosa sonrisa ,hechizada.
En ser,irradia su verde castidad
Y amanece, del sol enamorada.
Aceite de miel, afluye fecunda,
por sus manos de cera vetada.
La tierra como el agua, se prendan
de tan lisonjera hierba silenciada.
Suena la ketama para el universo
marroquinas melodías cuidadas
que celebran su desfloración
como joven mujer… entregada.
Les llamaron maihuana, cáñamo.
Sólo ella sabe de su semilla dorada,
Y es la única que con su tintura
a besos, deja su firma...dedicada.
A.Ceada Acevedo