Puede pasar un día entero sin escuchar su propia voz, cuando se da cuenta de ello le dan ganas de gritar.
Grita silenciosa, incluso cuando no hay nadie alrededor. Ella grita para ella, no para la gente, no para el alma, para ella. A veces no es suficiente, a veces su pecho necesita más espacio para poder respirar. No le gusta tener que gritar en silencio pero luego de tantos años es lo único que sabe hacer bien. Una de las muchas cosas de las que no está orgullosa. Una de las muchas cosas que le hacen querer gritar sin silencio.