Raiza N. Jiménez E.

Amor de Golondrina.-

Era tan graciosa, dulce y cantarina, la Golondrina.

Ella alegraba con su canto, el forzoso amanecer.

Un día no escuché su canto, y no lo podía creer.

Allí se ve la rama donde se posaba esa ave cantarina.

*-*

Soledad se siente ya que, a su canto, me acostumbré.

Todas las mañana al clarear aparecía con sus notas.

Hoy hay tristeza en mí, no me amaño con gaviotas.

Si vuelve le diré que, a su canto, yo nunca renunciaré.

-*-

¡Oh! Mi ave preferida, la más cándida, la más querida.

La que cantaba a mis penas con sus cantos celestiales;

Hoy ya no está y no sé cómo renunciar a su bello canto.

-*-

Ella hizo su lindo nido y la natura infringió mortal herida.

En el gran ventanal se oscurecieron los coloridos vitrales

y no logro verla y menos escuchar sus notas de encanto.