Qué bonito sería volver a mirarte,
pero desdeñosa,
no querías mirarme.
Salúdame, desdeñosa,
y vuelve a odiarme,
Bésame, desdeñosa
y vuelve a amarme.
No volveré a levantarte
la pulsera de jade,
que tú dejaste tirada
a la mitad de la calle,
No volveré a mirarte,
mucho menos a besarte,
Y verás que las cosas que te di,
era amor lo que tenían,
y no lo que pensaste, desdeñosa,
porque aún te quería.