Soy un gesto sincero frente al mar.
En las columnas de espuma,
vibra un poema triste
que asoma a mis labios
rociados de sal.
Mi voz es un ventanal frio
por donde llamo a un Dios
que no responde.
La esclavitud de las palabras
crece en una celda soberana.
Entre las manos traigo un presente
es la imaginación enamorada
que lanzo a las aguas turbias
a cambio de una vida sin dolor
Y la necesidad impetuosa de escribir.
Antonia Ceada Acevedo