Blanco
alas en la mente depositando saberes
Lídice Megla
Callado como un anciano de largos caminos,
saber volar entre el pájaro y la sombra del pájaro
aceptada la piedad del derrumbe,
la muerte espía clarividente,
la voz del pez acumulada en la red
lejos del puerto de las canciones,
evitando la estatua continuada del recuerdo,
el pontificio arsenal que aposenta una morgue
de plásticas flores.
Saber que la infancia es el monólogo de los ángeles,
que sobre un coro de águilas el dolor calla.
Saber que con las piernas del hombre
la muerte
llega
más lejos.