Mirar las piernas de la mujer. No es nunca un mal vicio. Es fijarse en un nuevo ser. Es seguir con el antiguo oficio. Gracias a las piernas nos movemos. Sin ellas estaríamos paralizados. Gracias a las piernas nos conocemos Gracias a ellas no estamos parados. Hay piernas sin vellos. Hay piernas velludas. Hay sobres sin sellos. Hay sorpresas morrocotudas. Hay hombres bellos. Oye, tú porqué no sudas.