La esquina ya no es una geometría
en el mapa utópico de mi recuerdo,
es el sitio inerte que cobijo nuestro roce
cómplice mudo de los sueños orates
que engendramos en nuestro delirio
por querer enlazar eternidades,
anhelos divididos en espera de una promesa,
de otro encuentro fugaz, fortuito,
embutido de emociones nuevas.
La calle no es mas la trocha de alquitrán
que recorren presurosas mis huellas,
es el sendero nocturno azabache
guía reincidente de mis ojos, de mis piernas,
faro estelar de mi fugitivo destino
donde al final te encuentro expectante,
Ansiosa de fugarte al edén carcelario
que te brindan mis ramas bienhechoras.
Ya no soy, uno mas que vive su historia
prisionero de grises paredes urbanas,
rutilantes, perennes de deseos,
ahora soy la risa titilante de mi iris,
ser elevado que encontró gozo
en la comisura de tu labios,
en la arboleda misteriosa de tus cabellos,
soy mas que una vida pasajera,
ahora reposan en mi, siglos de experiencias
alimentadas por cada suspiro de tu pecho
tornándote caballete de mi obra expuesta
en el ápice clandestino de mis poros…