Vinieron por la noche los verdugos
que hurtaron de la paz su permanencia,
el orden y la calma
que daban bienestar a la existencia.
Vinieron entre sombras a traernos
remansos de tristeza,
el llanto atormentado de los niños
y atisbos del futuro en la pobreza.
Llegaron con pistolas que gritaban
aullidos de la guerra,
con bombas del prefacio de una muerte
que aguardaban las tumbas bajo tierra.
Causaron del terror mil y un tormentos,
grabaron en los ojos las escenas
de crímenes horrendos
y en el alma quebrantos de las penas.
Dejaron a su paso tiranías
que el mundo actual lamenta,
el miedo a la locura de sus mentes
y el riesgo de ofensiva más violenta.
Vinieron, ¡qué desgracia que vinieron!
Pintando con el gris la primavera,
haciendo que el dolor
anhele que se quemen en la hoguera.