No es el cuerpo con sus formas
le que te debe importar,
la fuerza que lo anima
es lo que debes mirar.
N o son estos hambrientos labios
los que debes alimentar,
soy yo que a través de ellos
quiero tu cuerpo gustar.
No son mis dulces palabras
en las que debes confiar,
es la melodías de mi alma
la que debes escuchar.
!Ay amada compañera¡
mis manos trémulas te buscan,
me siento confundido,
y este sentir me asusta.
La argentada vertiente
derramarse no quisiera,
debe florecer la vida
y no regar estéril tierra.
No es la pradera de tus ojos
lo que busco de paisaje,
es tu luz que la ilumina
la que me tiene en jaque.
No es tu femenina figura
pan que sacie mi hambre,
es la carne de tu Sol
que encuentro al descascararte.
No son tu caricias de seda
velos que me envuelvan,
son tus pensamientos de amor
palomas que a mí vuelan.
Mi guitarra tensas sus cuerdas,
en busca de tus rasgueos,
!Ay amor, amor¡
sus sones oír no quiero.
La fecunda savia
no sirve para festejos,
busca madurar frutos
y no regar árboles secos.
No es tu alocada pasión
fuego que me acalore,
es tu quieta lava
amor de mis amores.
No son mis efímeras chispas
fuegos que puedan fundirte,
es a la hoguera de mi corazón
a quien tienes que rendirte.
No es a mí lo que debes ver,
algo torpe y de poca ciencia,
confía mejor tu amor
a la Brillante Presencia.