No digas, que no me quieres,
ni digas, que me olvidaste;
si hasta en sueños me besaste…
¡En bellos amaneceres!
No niegues, que me prefieres,
que siempre, me recordaste;
no digas, que no me quieres,
ni digas, que me olvidaste.
¿O acaso de mí, difieres?
No niegues, que me soñaste
que si alegre, despertaste,
sintiendo muchos placeres…
¡No digas, que no me quieres!