Hermano
te fuiste sin permiso
No dejaste que te alcanzara el sol
en los ojos
antes de iniciar tu viaje; fuiste
dísloco
renuente a los horarios.
Y hoy nos haces falta a todos; la distancia
y el recuerdo de tu sombra en el umbral
de la casa
nos duele como un enorme agujero en el alma.
Qué decirte, hermano, ahora
sino que el sol ardía ayer y tu silencio
era una espada en nuestras inmóviles gargantas.