Baila ,sobre las cuerdas de una guitarra
con dulce danzar de olas, y de puntillas.
Viene y va ,como un huracán turbado,
sedienta ,de besos, de luna e inocencia.
Llega de la soledad , bebiéndose el viento,
deteniendo al aire, con su perfume de flor.
Su boca avivada bebe de ansiadas noches
donde siente y sueña con tan amado mar.
Y es que el mar es ,su refugio,su remanso,
su herida.
Antonia Ceada Acevedo