Sexto Día de Navegación
(10/3/1991)
Domingo diez de marzo…
Amanece nublado y muy frío. Hay mucha expectativa, nos aprestamos a cruzar el histórico Estrecho de Magallanes.
13 horas:- Comenzamos el pasaje por el Estrecho de Magallanes.
A lo largo de todo el recorrido observamos distintas plataformas petroleras pertenecientes a compañías chilenas, argentinas y norteamericanas. Las mismas adornan y dan colorido a las aguas interiores del Estrecho. Sólo faltó a la cita la historia, todo aquello que dio nombre a estos parajes, a estas tierras: las hogueras de los indios patagones, de los indios mapuches de Chiloé y la figura del mismísimo navegante portugués Fernando de Magallanes, quien realizó la primera vuelta al mundo y, por ende, el descubrimiento del Estrecho de Magallanes, que él llamó de Todos los Santos y que permitió el pasaje del Océano Atlántico al Océano Pacifico, hasta ese momento desconocido por los marinos de la época.
-Cierro los ojos por unos instantes y lo veo arengando a sus marineros para levantarles el ánimo y hacer que la navegación fuera más llevadera-…
Cuando nos aproximábamos a las 18 y 30 horas, nos cruzamos con el Buque de Apoyo Antártico de Bandera Española “Las Palmas” y, minutos más tarde, nos alcanza la Lancha de Prácticos, trayendo al Práctico que conducirá la navegación hacia el Puerto de la ciudad de Punta Arenas, Chile, donde pensamos llegar alrededor de la medianoche.
Séptimo Día de Navegación
(11/3/1991)
“UNAS HORAS EN PUNTA ARENAS”
Siendo la una y treinta de la madrugada, tal como estaba previsto, el ROU 24 “Comandante Pedro Campbell” de nuestra Armada Nacional quedó amarrado en el Puerto de Punta Arenas.
Nuestra breve estadía de apenas once horas en la ciudad más austral de Chile se constituyó en un capítulo aparte de nuestro derrotero hacia la Isla Rey Jorge, lugar donde está asentada la Base Científica Antártica Artigas desde diciembre de 1984.
Punta Arenas, la hermosa aunque pequeña ciudad ubicada en la Decimosegunda Región del territorio chileno matiza su ritmo moderno y verdaderamente armónico con su geografía paisajística, la que nos hace sentir como si viviéramos un mágico sueño, arrebatado de la época colonial y, todo ello, adornado por su pueblo, seres cálidos y tranquilos, que practican al máximo su don de excelentes anfitriones.
Salud Punta Arenas, este humilde pero muy sincero oriental se despide de ti emocionado y con la esperanza cierta de volverte a ver.
12 y 45 horas: El ”Campbell” abandona Punta Arenas y dirige su rumbo hacia Ushuaia, la Ciudad Fin del Mundo de la República Argentina…
Continuará…
Roberto Bardecio Olivera
(Marzo de 1991)