Él dormía apacible cobijado en la cuna
que mecía su madre a la luz de la luna
En sus sueños volaba con las alas del viento
a alcanzar las estrellas que iluminan los cuentos
donde no existen armas, donde no existen guerras,
donde el hombre es libre de expresar lo que piensa,
donde el niño sonríe con la noble añoranza
de vivir en un mundo en el cual su esperanza
no la ahoguen los males o entramado artilugio,
ni insaciable avaricia de regentes de turno
y de seres perversos que no estiman la vida
del confiado inocente que en la cuna suspira
con un mundo sin armas, con un mundo sin guerras,
donde no exista el hambre ni fraguada miseria
resultado de “sacras campañas militares”
donde los genocidas enmascaran sus planes
de obtener pleitesía y sublime grandeza,
gran poder y dominio, vanagloria y riqueza
Se erigieron “mesías, salvadores del mundo”
mas bien siembran la muerte y pesares profundos.
Destruyeron las cunas de miles de inocentes
Les robaron sus sueños con mirada indolente
Devastaron sus casas, royeron sus cimientos
y en sus pechos legaron tan sólo sufrimiento.
Hoy no tienen cobijo, los dejaron sin nada,
con las manos vacías, con las almas heladas
En sus ojos se observa desolada tristeza
Déspotas inclementes ¿Esta fue su promesa?
¿Fue cegarle la vida a un estado esforzado
que ha forjado su historia con tesón y trabajo?
¿Fue volver enemigos a dos buenos hermanos?
¿Es así que definen libertad, oh malvados?
Mas no lloren pequeños atesoren confianza
pues sus padres defienden con valor vuestra Patria
y millones de madres también alzan plegarias
para que en vuestros pechos renazca la esperanza
y dormiten serenos cobijados en cunas
que les mezan sus madres a la luz de la luna
Que en sus sueños se eleven con las alas del viento
a alcanzar las estrellas del albo firmamento.