Entre montones de olvidos
que esparcí de aquel pasado,
tu recuerdo lo he guardado
entre los más consentidos;
en mi mundo de suspiros
eres tú lo que más amo,
un auténtico reclamo
en mis constantes delirios;
eres aliento de vida,
clara luz en la penumbra,
el placer que no se olvida
la sensación más profunda:
aunque no estés, ya eres mía,
el lucero que me alumbra...