Todo era cansancio
una ventana en la pared,
que no miraba a ninguna parte
un ojo al mundo
y el otro al recóndito lugar de mi esencia
El tiempo marcando errores en incontables segundos
multitudes que se asoman entre mi soledad dominante
abriendo múltiples espacios de alegrías y sufrimientos
porque yo soy esa contradicción de tristeza y delirio
de vértigo y quietud con mi lenguaje casi obsceno
que cuestiona la vida y espera la muerte
Todo era cansancio,
hasta que el espejo se quebró en mil pedazos
y la ventana se abrió para dejar de mirar afuera
y permitir que la luz ingresara
aclarando que la cuestión era de vida y no de muerte
Que yo me aguardo a mí mismo
que mi dolor se ejercita sin mentiras ni remordimientos
porque de él resurjo y soy simiente
que mi alegría vibra sin moral y es ardiente
porque de ella surge mi raíz y soy latido
Soy poema permanente
inquietud de repente
Soy pasión envolvente
y el contrario inesperadamente
Soy la carne que consume
y la entrega que nos une
Todo era cansancio,
hasta que decidí ser voluntad y ánimo
ser el reloj de mi propio sentido
la flor virginal de mi conciencia ingenua
el felino audaz de mi sentimiento y entrega
la dulzura y el fulgor
la pasión que me sosiega