El grillo...
El bosque se vistió de noche... A lo lejos del croar de las ranas cantaban a coro una canción jamás escuchada...
La brisa sutil,
acariciaba despacio
la corteza de árboles
y también a la tierra,
entonces un grillo,
escondido de todos
en soledad absoluta
lloraba de ausencia...
...quedóse una tarde
en cruel abandono,
despertando de pronto
sin su fiel compañera.
Era tanta la pena
y tanta; su desdicha,
que alzando mirada
al cielo imponente,
un suspiro profundo
salió de su pecho,
correteando travieso
con la brisa silente...
Buscando consuelo
en el cielo estrellado,
imperó en su cuerpo
necesidad de caricia.
Alzando sus alas
las rozaba despacio
emitiendo preludio,
de paz y de dicha...
El bosque completo
quedóse callado,
al escuchar la delicia
de aquella sinfonía,
mientras más abundaba
el silencio en bosque,
más fuerte y firme
sonó, su melodía..
El grillo seguía
frotando sus alas,
con los ojos cerrados
y la inspiración en su mente.
De lejos se oía
como si fueran dos grillos
que tocaban a dúo
la misma sinfonía...
Al abrir sus ojos
mucho más tranquilo,
se encontró frente a frente
con su fiel compañera,
se había perdido
una tarde cualquiera,
entre espesa bruma
que al bosque cubría...
El llamado de su amado
la había conducido,
de vuelta al regazo
de su hogar extraviado...
...Desde entonces los dos
en un pacto de amor,
decidieron juntos
cantarle al amor.
Todas las noches
apenas oscurecía,
se escuchaba en el bosque
la misma melodía...
Una melodía bella
jamás entonada,
que los mantenía unidos
por si alguno se perdía...