Hay caricias que dejan marcas, y reviven con el sonido de la lluvia. . .
A donde van los recuerdos que no duermen, necesito una caricia, para volver a encontrarme en tú esencia...
Y volver a sentirte, se me hace difícil mentir, que estoy bien, cuando mi corazón sabe del vacío...
En la distancia vive el silencio, fugitivo de mi personalidad, recuerdo tus manos…
Y se vuelve debilidad, la sabiduría que agita mi consonancia abstracta, que revive con el sonido de la lluvia. . .
La satisfacción de tu amor, es el suceso de la esperanza de mi corazón, que volverá a renacer entre tus brazos…
Pero como le miento a mi corazón, sabiendo que no eres mía, si en la seducción de verte...
Instantes infinitos, se vuelven minutos contados, en lujurias de seducción, como dos pródigos del amor concebido...
Que una caricia nunca resolvió nuestros misterios, sí solo me enseñaste amar en lo incondicional...